Cada barra brava tiene sus medios de financiación particulares. Sin embargo, la generalidad obtiene ingresos por el dinero que le dan dirigentes, políticos y jugadores, la venta de drogas, los trapitos y la reventa de entradas.
Desde un principio los dirigentes contribuyeron con entradas, ya sea para que entren gratis o para la reventa. Pero actualmente las barras bravas no son utilizadas sólo para las funciones originales, sino también para presionar a jugadores para la firma o rescisión de los contratos. Muchos dirigentes contratan barra bravas en sus empresas o para resguardar la seguridad en los espectáculos realizados en el estadio del club, intentando ocultar la entrega de dinero. También les pagan para ayudarlos en la política del club, presionando a los rivales que se presentan en las elecciones.
Pero muchas veces son presionados para contribuir, amenazando con realizar disturbios durante los partidos y causar la suspensión de los mismos. Éste es el caso, por ejemplo, del incidente producido el 12 de agosto de 2006, cuando barras de Godoy Cruz, de Mendoza, se enfrentaron con la policía al querer entrar gratuitamente, luego de que la dirigencia les entregó 200 de las 400 entradas que pretendían. Estas presiones también alcanzan a los jugadores, que deben aportar parte de su sueldo.
La relación entre la política y las barras es muy importante. Varios políticos las utilizan como grupos de choque para sus campañas electorales. Un ejemplo de esto es la utilización de la barra del Club Deportivo Morón por parte de Juan Carlos Rousselot, en ese momento Intendente de Morón, la utilizó para suspender una sesión del Concejo Deliberante en la que se cuestionaba un plan de obras públicas propulsado por él.
Ha sido importante, también, la relación entre Luis Barrionuevo, dirigente sindical y político peronista, y la barra brava de Chacarita Juniors. La barra brava de este club, presidido durante varios años por Barrionuevo, tuvo incidencia en diferentes situaciones políticas de la Argentina. En 1988 integraron el brazo civil del tercer alzamiento carapintada, encabezado por el coronel Mohamed Alí Seineldín contra el presidente radical Raúl Alfonsín.. Pero el hecho más significativo se produjo en marzo de 2003, cuando debían realizarse en la Provincia de Catamarca las elecciones para gobernador. La candidatura de Barrionuevo había sufrido una impugnación, ya que no alcanzaba la residencia mínima que exige la legislación. Debido a esto, el día de la elección se produjeron incidentes en la provincia que obligaron a la suspensión de la misma. Entre los detenidos por los disturbios se encontraban integrantes de la barra brava de Chacarita.
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